Hace tiempo que me busco
entre las ruinas de mí mismo.
A veces encuentro gotas de lluvia
a la derecha de mi infancia.
O espero que los pájaros
vuelvan a cantar en griego su odisea,
mas prefieren cantar a su aire
rasgando el infinito con su vuelo.
Otros días tomo el transiberiano que,
inexorable,
cruza regiones misteriosas y al fin arriba
a los profundos barrios del instante,
donde tu desprecio habita.
Hace mucho, mucho tiempo,
que hacemos el odio como las alimañas,
y sin embargo hubiera sido bello
desnudar nuestras almas
y regalarnos versos en la boca,
como el que baila en medio de la nieve.
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